ASÍ DUELE EL PARTO...

Película "Ligeramente embarazada" (2007)
Película "Ligeramente embarazada" (2007)

 

¿El parto duele? Y si duele, ¿qué tanto duele? ¿Será como nos lo contaron algunas amigas que ya pasaron por esta experiencia, será como nuestra madre nos los contó o será como lo vemos en las películas que tratan temas de embarazo? Realmente, ¿será así de traumático y espantoso?

 

 

Nos han vendido el parto “doloroso”. Nos han vendido la idea de que un parto es una situación crítica. Nos han vendido la idea de que un parto se inicia cuando la ‘bolsa o fuente’ se rompe (ruptura de membranas), donde luego habrá una madre respirando como pueda o retorciéndose por el dolor, y que luego habrá que volar al hospital porque en minutos nacerá el bebé. Y luego para ponerle más emoción, la escena del parto en sí es mil veces peor: la mujer a punto de parir sobre la camilla, gritando, sudando y rodeada de mucha gente que corre por todos lados. Basta ver el primer pujo para darnos cuenta, por el poderoso grito, que no la está pasando nada bien.

 

 

Película “Nueve meses” (1995) en la que se describe un parto caótico pero cómico a la vez

Plan B (2010):  “Todo el mundo dice que es muy bonito…. Me ha parecido algo espantoso” Dice Jennifer López, interpretando a una embarazada.

Y, al igual que las novelas, el tema del parto en el cine o televisión se suele representar como una comedia trágica. Cada uno a su propio estilo y con la sobredosis de drama que depende del tipo de película y del show que pretendan mostrar para cautivar a una mayor audiencia.

Muchas de las cosas que vemos no se acercan ni un poquito a la realidad. Como por ejemplo, el hecho de que la mayoría tiene como primer síntoma, la ruptura de membranas o pérdida de líquido antes de las contracciones, cuando esto sucede en un menor porcentaje.

 

Luego tenemos que con la primera contracción que sienta la madre, todo avanzará rapidísimo, en minutos, tiempo justo para llegar al hospital inmediatamente. Y hago énfasis en esto porque una vez, un papá quiso salir de la duda respecto al tiempo entre la primera contracción hasta el nacimiento del bebé. Él quería saber si en la media hora que le tomaba llegar del trabajo a casa podría nacer su bebé.

Por otro lado, el hecho de querer que todo avance rápido o creer que lo normal es que debería ser así, genera mucha ansiedad en la madre, lo cual retrasa aún más el trabajo de parto y contribuye, de cierta forma, a aumentar las probabilidades de una cesárea porque la dilatación no avanzó y se estancó en determinado momento (y este diagnóstico lo escucho a cada rato) ¡Grave error!

 

Seguidamente vienen los gritos característicos (sin gritos no hay parto). La verdad es que, de hecho, la mujer puede emitir ciertos sonidos durante su trabajo de parto. Sonidos (no gritos) que muchas veces son hechos de forma instintiva y que, incluso, suelen concentrarlas y enfocarlas en el manejo de sus contracciones. Durante el pujo, en cambio, no hay necesidad de gritos. Es mas, el pujo demanda fuerza y al gritar se gasta energías, haciéndolo poco o nada efectivo.

Si la cabeza del bebé no desciende luego de algunos pujos, empieza la ansiedad otra vez, pero ahora por parte del personal médico que recurre a la presión del abdomen de la madre para ‘ayudar’ a la salida del bebé (maniobra que se utiliza muy seguido pero que podría ser perjudicial cuando no es necesario).

 

Sin embargo, al ser ficción, no necesariamente hemos de creerlo todo, pero de hecho que, junto con otros factores de sugestión, juegan un rol muy importante y bastante influyente en la percepción que tengamos respecto al parto. Percepción que, si desde pequeños la vamos formando, creyendo que el parto duele y que es la peor experiencia de tu vida, definitivamente jugará un papel fundamental en el manejo que se le pueda dar, cuando el momento llegue.

 

La representación del parto en el cine podría tomarse como una exageración basada en hechos reales. El objetivo de este post no es criticar las escenas ni la falta de realismo. Creo, en todo caso, que lo importante es la repercusión que puede tener este tipo de películas (o cualquier influencia externa) en nuestras creencias sobre el parto.

 

Vean las películas, ríanse un rato, critíquenla (positiva o negativamente) pero que esto no sea un precedente para tener una idea de lo que podría ser su propio parto. Y aunque me consta que en algunos casos no se aleja tanto de la realidad, la experiencia real de un parto podría convertirse en una escena conmovedora, intensa y agradable si es que la preparación, información y seguridad de los padres es la adecuada para asumir este reto.

 

Obst. Jennifer Lihim

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