MaternidadEs3: ANDREA

Año 2016. Faltando dos meses para su matrimonio, Andrea y su novio tomaron la decisión de iniciar este camino:

      

"Los dos teníamos una ilusión muy grande de ser papás. Yo tenía en ese momento 29 años, y lo más irónico es que, buena parte de mis 20’s, mi peor miedo era salir embarazada y me cuidaba para que no sea así. Y la verdad es que pensé que iba a salir embarazada rápido. Me acuerdo que me preocupaba el hecho de estar embarazada el día de mi matrimonio.  

Tras haber pasado un año sin la llegada del embarazo, acudieron a una revisión médica e hicieron una serie de exámenes.

 

“La doctora me dijo en ese momento: Andrea creo que tienes endometriosis (Implantación y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero. Puede cursar con dolor y causar problemas de fertilidad.) y la única forma de saber si es que tienes endometriosis es operándote”.

 

Con la operación se confirmó el diagnóstico de endometriosis (leve) y además se pudo extraer un mioma uterino.

 

“No sabía nada de endometriosis y no tenía idea de que eso podía pasarme a mí. Como que estas cosas sabes que pasan pero nunca sabes que te van a pasar a ti. Luego de eso, la doctora nos recomendó hacer algún tipo de tratamiento. En ese momento, con una edad todavía más o menos joven, recién operada, decidimos tratar con inseminación. Hicimos el primer intento de inseminación y salí embarazada.

 

La verdad es que luego de un año, este tema ya había estado presente en nosotros como pareja, hablábamos del tema, nos tenía ansiosos. Así que estuvimos extremadamente felices cuando nos enteramos, al punto de que, apenas nos enteramos, le contamos a la familia. Me acuerdo que incluso fuimos a celebrar y todo y yo tuve una primeras semanas muy tranquilas.

Entonces ahí tuvimos nuestra primera pérdida. Fue una de las cosas más dolorosas que he vivido en mi vida y nos chocó horrible. Cada uno de nosotros lidió con la pérdida de una forma diferente. La familia ya sabía (la noticia del embarazo) entonces también lidió con la pérdida y fue muy doloroso y nos tomó un tiempo sanar eso.

 

Yo estuve muy triste los primeros meses, mi esposo igual, hasta que dijimos: bueno, volvamos a intentar. Volvimos a intentar dos veces más y la inseminación no funcionó. Y este tema ya estaba demasiado presente y demasiado doloroso.  

Entonces decidimos tomarnos un break y pasaron casi 2 años que nos ayudó mucho a tomar un respiro para procesar todo lo que nos había pasado”.

 

Luego de ese tiempo, Andrea y su esposo retomaron el tema y acudieron a una nueva consulta en otro lugar. Tras nuevos exámenes, apareció el diagnóstico de trombofilia (Condición hereditaria o adquirida, que determina que exista una mayor predisposición a formar coágulos/trombos. Se asocia a complicaciones en el embarazo y problemas de fertilidad.).

 

“...nos dimos cuenta que en esos dos años yo había tenido como unos sangrados irregulares y hasta hoy nos preguntamos si potencialmente esos sangrados podrían haber sido pérdidas. No lo sabemos".

 

Tras una larga conversación, decidieron que el mejor camino para ellos era realizar una fecundación in vitro (FIV). Este proceso se realiza por etapas hasta llegar a la transferencia embrionaria (introducción de uno o más embriones en la cavidad uterina).

Cuando Andrea se encontraba a mitad del proceso de FIV, poco antes de empezar esta última, se empezaron a reportar los primeros casos de coronavirus en el Perú.

 

Me acuerdo que ya teníamos los embriones listos los primeros días de marzo cuando aparece algo llamado COVID y el doctor nos dice: todavía no sabemos qué genera esto en las embarazadas, qué significa esta enfermedad, entonces yo les recomiendo esperar a ver qué pasa en estos 15 días (inicio de cuarentena).

 

Estos 15 días se convirtieron en 3 meses, luego 4 meses, luego 5 meses y ya cuando las cosas estaban mejores decidimos continuar con el proceso. Nos pasó algo muy gracioso y es que antes de la colocación del embrión, nos hicimos un examen de sangre y nos dimos cuenta que los dos habíamos tenido coronavirus, que habíamos sido asintomáticos y que teníamos anticuerpos de COVID. Me hice la transferencia y tuve una espera de 15 días, que fue como la espera más larga de mi vida, que eso es algo durísimo de estos procesos".  

 

Tras dos semanas de espera, Andrea se hizo una prueba de embarazo y salió positiva.

 

 

"Fue una felicidad increíble.

Tuve un embarazo bonito, a pesar de estar en pandemia, un primer trimestre donde vomité todos los días y otros retos que han venido a la maternidad. 

y de los más particulares diría (porque también tengo mucho amor por mi esposo)

pero es un amor diferente, particular".

 

Andrea

 

 

 

 

Edición: Jennifer Lihim

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