¿Y AHORA QUÉ?

Tomaste cursos, leíste libros, escuchaste atentamente a tu médico, escuchaste atenta y, algunas veces forzosamente, consejos de familiares, amigos y hasta desconocidos. Con tanta información, hasta podrías haber escrito un nuevo libro.

 

Es el día 1. Tienes un pequeño y recién llegado ser humano en tus brazos.

¿Y ahora qué?

Tienes la responsabilidad más bonita y más grande frente a ti, y el ferviente deseo de no cometer ni un mínimo error para poder cumplir con esa responsabilidad de una manera perfecta. Y, sin embargo, apenas han pasado una cuantas horas desde que escuchaste ese primer llanto, y no tienes idea de qué hacer o de si, acaso, lo estarás haciendo bien.

 

Entonces, ¿cómo criar a un ser humano sin tener a la mano el "Manual del padre/madre perfecto"?

 

Te tengo noticias: nunca podrás ser una madre o padre perfecto. Dicho de otra manera: Tu perfección está en reconocer que nunca harás las cosas perfectas porque este será, más bien, un nuevo camino de aprendizaje, donde cometer errores será parte del mismo.

 

Da lo mejor que tengas, cada día, a cada momento. Algunas veces bastará con solo escuchar a tu intuición. Sí, también podrás usar el famoso "Método Schmerthoussen para que tu bebé coma, duerma o se porte bien". Pero incluso aplicando todos los métodos juntos, nada te asegura que termine siendo la mejor opción de crianza.

 

Tampoco tengo las respuestas en este post, pero quizás me acerque bastante a ellas al asegurar que criamos niños felices cuando lo hacemos desde un estado de felicidad interno y externo, criamos niños seguros cuando lo hacemos desde un propio estado de seguridad, y si acaso se comete algún error y, sobre todo, somos capaces de reconocerlo, aprender de ellos y resolverlos, entonces estaremos criando seres humanos con las mismas condiciones para responder a los desafíos de la vida.

 

La información (correcta y oportuna) siempre será una herramienta de educación para una crianza responsable y saludable pero en la confianza, el amor y en nuestra propia sabiduría interior encontraremos casi todas las respuestas.

 

Día 1. Ese primer día. Atrás quedaron esas varias horas de trabajo de parto o esa cesárea que no esperabas. Y ahora con tu bebé en brazos, te preguntas, ¿y ahora qué? No como si no supieras qué hacer. Lo sabes. Sabes que hay que alimentarlo, mantenerlo limpio, ayudarle a dormir, hacerlo sentir seguro, cuidarlo, protegerlo y darle mucho amor. La pregunta se refiere más bien a esa incógnita sobre qué tipo de madre o padre vamos a ser y si acaso lo haremos bien.

 

Te tengo más noticias: eso no es posible saberlo.

Pero... es posible empezar por algún lado.

 

Ese primer día, tómalo con calma. Observa a tu bebé, obsérvalo todo el tiempo que puedas y conócete a ti misma en esta nueva faceta.

 

Sabrás cómo hacerlo y te sorprenderá descubrir todo lo bien que ya lo venías haciendo.

 

 

Obst. Jennifer Lihim